lunes, 1 de enero de 2007

El origen de la historia

Corría el año 1982, bendita juventud, cuando después de leer un artículo en el diario El País que indicaba como preparar la maratón de Barcelona en tan solo 14 semanas, decidí correrla. Ese día marco mí vida para siempre pues nunca, desde entonces, he dejado de correr del todo.

El 13 de marzo del 1983, con tan solo 18 años y después de 14 semanas duras de preparación, corrí mi primera carrera atlética: la maratón. Nunca antes había participado en ninguna, pero la juventud tiene esas cosas. He de reconocer que fue uno de los días más emocionantes de mi vida. Acabé, fresco como una rosa, con un tiempo de 3h 25’ y un recuerdo imborrable para toda la vida. Ese día me hice maratoniano para siempre, siendo además portada de La Vanguardia.

Durante los siguientes tres años me estuve preparando muy duramente. Soñaba con rememorar algún día a Waldemar Cierpinski en unos JJOO, pero mi rodilla dijo: “hasta aquí hemos llegado”. Eran otros tiempos y la medicina deportiva no era lo que es ahora. Tras muchas consultas, los médicos decidieron que tenía un desgaste excesivo en la articulación y con 22 años, tres maratones y un mejor tiempo de 2h 38’ tuve que dejarlo.

En realidad nunca lo dejé del todo, soy maratoniano para siempre ¿no? El correr me relaja y me permite pensar, en definitiva es mi visita al psiquiatra. Si corría unos 45’ un par de días a la semana ningún problema, pero cada vez que me animaba a correr algo más aparecía la maldita rodilla. Trampeando de esa manera fueron pasando los años y con ellos morían mis sueños: La barrera de las 2h 30’, New York, Boston y aunque suene un poco pretencioso porque no decirlo: los JJOO.

El pasado 11 de septiembre del 2006 cumplí 42 años, que número más excitante para un maratoniano. No sé aún por que, pero hablando con unos amigos me dio por calcular la edad exacta que tendría el día que se corriera la próxima edición de la maratón de Barcelona, que según mis cálculos y basándome en el año anterior debería de celebrarse el 25 de marzo del 2007. ¡Increíble! Cumpliría exactamente: 42 años y 195 días. Toda una declaración de intenciones por parte del destino ¿no?

Lógicamente decidí que la debía de correr sí o sí. No sé como expresarlo, pero sentí la necesidad y la ilusión de correrla de nuevo. Era plenamente consciente que debía de mediar con la rodilla y por ello planteé una preparación de mínimos con la única intención de acabarla sufriendo lo menos posible. A finales de noviembre empecé a rodar suave preparando una base para comenzar la preparación específica el día de navidad, justo 3 meses antes.

Posteriormente la organización adelanto la fecha de la carrera y la fijo para el 4 de marzo. Busqué alguna maratón internacional para esa fecha, pero no la encontré. Tras meditarlo mucho y aún teniendo en cuenta la falta de preparación, me habían recortado 3 semanas, tomé la decisión final de correrla. Me había lanzado, la rodilla no se quejaba y no vendría de 21 días.