jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Y ahora qué?

La cuestión es: ¿Qué hacer con tus problemas una vez los afrontas, luchas contra ellos y finalmente asumes que es imposible arreglarlos? Yo he decidido no encallarte y seguir mí vida como un corredor de maratón: paso a paso, kilómetro a kilómetro, a mi ritmo, sin detenerte jamás, sin agotarme del todo, con la mente en blanco, sin mirar hacia atrás, sin pensar que me queda por delante y por suerte empiezo a ver como, mi vida, mejora a una velocidad de vértigo. Muchas gracias a todos los que me habéis ayudado y acompañado en estos momentos tan duros para mí, pero a partir de ahora y superado “el muro” me toca a mí seguir solo hasta el final.

¿Cuáles son mis próximos retos?

A partir del lunes empezaré a preparar La Marathon de Barcelona que se celebrará el 7 de marzo del 2010. Para ello preveo correr La media de Terrasa (A ritmo de maratón), La Mitja de Granollers (Acompañando a Ramón: el héroe de la B-SS’09 y aprovechando para realizar la tirada más larga de entreno: 32Km) y por último, correr una semana después, a tope La Media Maratón de Barcelona (Test ineludible para calibrar mi estado real de cara a la maratón). ¿En qué tiempo me gustaría correrla? Después de los meses que llevo acabarla sin sufrir demasiado me haría muy feliz. Si la puedo preparar en condiciones, no son pocas las obligaciones que me vienen ahora, me gustaría bajar de las 3h 30’, bajar de 3h 20’ sería la leche y bajar aún más un sueño seguramente irrealizable.

Y después...

Primero debo organizar mi nueva vida. Correr, para mí, es un placer no una obligación que me condicione el resto de las cosas. Seguro que correré muy a menudo, pero desconozco si dispondré del tiempo necesario para preparar en condiciones pruebas tan duras como las que detallo en el punto 2. Si no las puedo preparar tampoco tengo ganas de sufrir en exceso.
1. No pierdo la ilusión, probaré un año más, de salir agraciado en el sorteo de la Zegama-Aizkorri (16 de mayo).
2. Intentaré conseguir los 4 puntos necesarios para correr la 9ª edición de The North Face® Ultra-Trail du Mont-Blanc (UTMB) en el año 2011.
Para ello me gustaría correr el 8-9 de mayo La Marxa Romànica (2 ptos), el 18-19 de septiembre La Matagalls-Montserrat (2 ptos) y si fuera necesario en octubre los 101Km de Ronda (2 ptos).
3. Cumplir una de mis ilusiones: correr el 7 de noviembre la ING New York City Marathon. El problema será, por coincidencias de fechas, que de poder hacerlo me perdería La Behobia-San Sebastian. Lo bueno será que correré una u otra.

lunes, 9 de noviembre de 2009

45 Behobia - San Sebastian

Ayer corrí mi primera edición de la Behobia-San Sebastian. La escogimos hace más de medio año, básicamente por su ambiente y puedo afirmar que no me equivoqué, fue un acierto total.

Dejando aún lado el tema personal, ha sido un fin de semana muy duro para mí con demasiados recuerdos aflorando en todo momento, la carrera en si es especial. Creo que aun estoy calado hasta los huesos, pero ha merecido la pena de sobras.

El sábado comentando el tema con una persona le dijimos: “-Que lástima que haga este mal tiempo, venimos por el ambiente y mañana se resentirá seguro” y su respuesta fue “-¡Que somos Vascos!, mañana... ¡A petar de gente!” Y es cierto el ambiente de la carrera es la hostia, único. Miles y miles de personas animando a los corredores a pesar del horroroso día que nos hizo con fuerte lluvia, granizo y un viento de dos pares de narices. ¡Son especiales! Desde aquí me gustaría darles las gracias y decirles que repetiré cada año.

La carrera en si:

La corrí con dos de mis cuñados: Ramón (Era su primera carrera de más de 10Km y llega con el entreno justito) y Lluis (Compartimos la media de Barcelona y el Meridià Verd el año pasado y este año me acompañó en la Burriac Atac!, además de haber corrido la maratón hace unos años y llevar un entreno mayor que el mío, aunque nunca confía en él).

Ambos, Lluis y yo, decidimos acompañar a Ramón en su periplo y llevarlo, en la medida de lo posible, por debajo de las 2h hasta la meta. De momento no llueve, pero el cielo amenaza con venirse encima. Salen los profesionales, 2 minutos después los dorsales verdes, empezamos a movernos, a cantar, aplaudir, a reír y sin darnos cuenta...empezamos a correr. Ya hemos salido y el cielo se nos viene encima... lluvia fuerte, granizo pequeño que golpea con fuerza mi cara como si fueran alfileres y un viento importante en contra. De acuerdo que la prueba es mítica, pero no era necesaria una salida así de dura. Da lo mismo hemos venido aquí para acabarla y no nos va a detener nada. Aunque una tregua no nos vendría mal. Por suerte lo duro duró poco, un par de kilómetros, y desde ahí hasta el final el viento siguió soplando duramente, pero solo a rachas, el granizo no volvió a aparecer y la lluvia siguió intermitente, pero sin llegar a molestar.

A Ramón de salida lo vi muy bien, le pregunté un par de veces “-¿Cómo vas?” y siempre me contestaba lo mismo “-Voy bien.” Así que, lo siento no se correr de otra manera, cambié mi intención inicial de bajar de las 2h por la de bajar de 1h 45’. Sabía que le faltaban kilómetros en las piernas y que seguramente al final se vendría un poco abajo, pero la ocasión lo merecía.

Mientras tanto los kilómetros pasaban y dejamos Irún entre toboganes y un montón de gente animándonos por todos sitios. En el kilómetro 6 llega la primera subida importante, el alto de Gaintxurizketa, coincidiendo con la entrada en la autovía, una autovía tomada por una serpiente multicolor de corredores, e incluso aquí, lejos de cualquier lugar hay público animándonos. Seguramente es el sitio con menos gente de toda la carrera, pero hay gente. Y con lo que está cayendo tiene mucho mérito.

Salvamos el primer escollo de dos kilómetros sostenidos de subida sin perder demasiado tiempo (5:36 y 6:00 por Km) y seguimos a ritmo de 1h45’. Empezamos la bajada intentando no reventarle y le doy la primera dosis de energía. Comienza una zona de toboganes (repechos de 50 a 100 metros) en la carretera que nos llevará hasta la población de Lezo, donde todo el pueblo ha salido a saludarnos.
Llegamos al kilómetro 12 y aprovechando la bajada hacia el acceso al puerto de Pasajes realizamos nuestro kilómetro más rápido: 4:52 ¡Que grande eres Ramón!

Atravesamos el puerto, entre los pitos de los trenes que nos íbamos cruzando por el camino, y vigilando donde pisábamos ya que el suelo a veces era algo irregular, con cruce de algunos raíles y muchos charcos. En este momento aprovecho para enchufarle su segunda y última dosis de energía en previsión de la subida que nos viene a continuación.

Dejamos Lezo y nos dirigimos hacia el barrio de Trintxerpe, en el kilómetro 16 comienza la dura subida al Alto de Miracruz. Es solo un kilómetro, pero a Ramón se le hace interminable a pesar del gentío que hay animándonos. Yo me paso toda la subida gritándole y dándole ánimos para intentar subirle la moral, cosa que ya no dejaré de hacer hasta el final. Por fin llegamos arriba y comienza la bajada por la Avenida de Ategorrieta, hacia Donosti. ¡Por fin Donosti!, no bajaremos de la 1h45’, pero esto ya está hecho. Ramón sigue sufriendo, pero se le ve en la cara la alegría por saberse finisher. Bajamos hacia el barrio de Gros y enfilamos la recta hacia la playa de la Zurriola por la Avenida de Navarra. Aquí se nos pone la piel de gallina al ver el pasillo de espectadores, no nos dejará hasta el final, que nos lleva en bolandas como si estuviéramos subiendo el puerto más duro de los Alpes en la etapa reina del Tour de Francia.


¡Recta final! ¡Ramonet, aixó ja està fet!. El sigue sufriendo, se le está haciendo interminable, pero no se queja. Enfilamos la Avenida de la Zurriola. Dejamos atrás el Palacio de Congresos del Kursaal, se le escapa la primera mueca de felicidad, pero sigue sufriendo. Yo le empujo literalmente con la mano...¡Vamos coño que ya está! Le grito, superamos el puente del Kursaal, entramos en el Boulevard y por fin ¡La meta! Justo cruzar la línea le entrego su medalla, ¡Te la has ganado! Al final 1h 47 05", para ser su primera vez...¡Que gran marca Ramón! ¡Enhorabuena!

En cuanto a mí, he disfrutado muchísimo de la carrera, el ritmo medio de 5’23” por Km era muy cómodo y me ha permitido disfrutar del paisaje, recrearme en el público, en el ambiente y poder dar la vuelta cada vez que veía a un niño con la mano puesta para ser saludado y nadie se la chocaba. Me lo he pasado en grande. Volveré seguro.