Hoy
vuelvo a entrenar de nuevo. El pié me quedó bastante jodido después de la MM. Tardé
unos 10 días en poder caminar sin cojear y otros 10 en no sentir rumor alguno.
Por ello decidí darle un mes de descanso para que se recuperara del todo y por
supuesto la Maratón del Montseny quedó descartada. Durante este tiempo me he
dedicado a escribir, o mejor dicho, a retocar un largo decálogo que tenía ya escrito
sobre lo que siento al correr. Está basado, de él saqué la idea, en el poema “Nunca
jamás” de Walter Saavedra, gran futbolero argentino.
Cómo vas
a saber lo que es el amor si nunca has sentido pasión por algo.
Cómo vas
a saber lo que es la pasión si jamás corriste por puro placer.
Cómo vas
a saber lo que es el placer si nunca ganaste una carrera.
Cómo vas
a saber lo que es ganar si jamás lloraste una derrota.
Cómo vas
a saber lo que es llorar si nunca llegaste muerto a la meta.
Cómo vas a
saber lo que es morir un poco si jamás saboreaste la sangre en una serie agónica.
Cómo vas
a saber lo que es la agonía si nunca has llegado al límite de
tus fuerzas.
Cómo vas
a saber lo que es el límite si jamás lo has buscado.
Cómo vas
a saber lo que es buscar si nunca te detuviste en la montaña, perdido en medio
de la noche y sin saber que camino seguir.
Cómo vas
a saber lo que es el insomnio si jamás sentiste los nervios de la noche anterior
a una maratón.
Cómo vas
a saber lo que es estar nervioso si nunca huiste de una tormenta eléctrica.
Cómo vas
a saber lo que es huir si jamás volaste ante un perro malhumorado.
Cómo vas
a saber lo que es volar si nunca saltaste una cornisa vertiginosa.
Cómo vas
a saber lo que es saltar si jamás resbalaste ladera a bajo.
Cómo vas
a saber lo que es resbalar si nunca disfrutaste en la Zegama Aizkorri.
Como vas a saber lo
que es disfrutar si jamás sentiste el orgullo de
acabar una prueba imposible.
Cómo vas
a saber lo que es el orgullo si nunca continuaste a pesar del dolor.
Cómo vas
a saber lo que es el dolor si jamás tuviste que abandonar agotado, una prueba
que llevabas meses preparando.
Cómo vas
a saber lo que es el agotamiento si nunca tuviste que cargar con la mochila de
un amigo.
Cómo vas
a saber lo que es la amistad si jamás te animó nadie durante
kilómetros.
Cómo vas
a saber lo que es el ánimo si nunca te sonrieron en la Behobia – San Sebastian.
Cómo vas
a saber lo que es reír si jamás devolviste una sonrisa a pesar de ir sufriendo.
Cómo vas
a saber lo que es sufrir si nunca participaste en la Ultra Trail del Mont-Blanc.
Cómo vas
a saber lo que es participar si jamás has gozado a pesar de
llegar el último.
Cómo vas
a saber lo que es gozar
si nunca te desplazaste libre por la montaña.
Cómo vas
a saber lo que es la libertad si jamás, recluido en casa por una lesión, la
perdiste.
Cómo vas
a saber lo que es perder si nunca fracasaste en el intento.
Cómo vas
a saber lo que es fracasar si jamás dejaste de cumplir un sueño.
Cómo vas
a saber lo que es cumplir un sueño si nunca deseaste algo imposible.
Cómo vas
a saber lo que es desear algo si jamás has llegado sediento a un
avituallamiento.
Cómo vas
a saber lo que es llegar si nunca te invadió la melancolía del partir.
Cómo vas
a saber lo que es la melancolía si jamás entrenaste, solo, bajo la lluvia.
Cómo vas
a saber lo que es la soledad si nunca te
acompañó una multitud.
Cómo vas
a saber lo que es una multitud si jamás viviste la maratón de New York.
Y cómo
vas a saber lo que es vivir, si nunca, jamás, corriste.