jueves, 18 de noviembre de 2010

46 Behobia - San Sebastian

El año pasado escribí sobre mi primera experiencia en la B-SS: “Me lo he pasado en grande. Volveré seguro”. Pues eso, una promesa es una promesa y el pasado domingo corrí mi segunda edición de la Behobia-San Sebastian. Prácticamente escribiré la misma crónica que el año pasado pues el circuito es el mismo, también nos llovió muchísimo y todo el mundo ha salido a la calle para animarnos.

Este año la he corrido solo, bueno solo... junto a otros 20000 chalados que no se perderían esta experiencia por nada del mundo. Cogí el tren de subida a Irún, con tiempo suficiente, tenía que desayunar mi pincho de tortilla de patatas con su correspondiente Isostar (mi cervecita de rigor). Estamos en el País vasco y una tradición es una tradición ¿no?

Mi hora de salida era las 11:09. Sobre las 11:07 empezamos a cantar, a aplaudir, a reír y sin darnos cuenta...empezamos a correr. Ya estamos en marcha y como el año pasado el cielo no nos da tregua y llueve de verdad, una lluvia que será persistente y no nos dejará hasta el final. Eso sí, nos ahorraremos el granizo y el viento solo nos atizó en algunas ocasiones.

Sé que no llevo ningún tipo de entreno, hace un mes y medio que no corro (desde la Matagalls Montserrat), sé que debería salir muy tranquilo y disfrutar del paisaje, pero me dejé ir. Sabía que me faltaban kilómetros en las piernas y que probablemente al final me vendría un poco abajo, pero cuando me pongo un dorsal no se correr de otra manera... ¡Sangre y honor!

Dejamos Irún entre toboganes y un montón de gente animándonos por todos sitios. En el kilómetro 6 llega la primera subida importante, el alto de Gaintxurizketa, coincidiendo con la entrada en la autovía, una autovía tomada por una serpiente multicolor de corredores, e incluso aquí, lejos de cualquier lugar hay público animándonos. Seguramente es el sitio con menos gente de toda la carrera, pero hay gente, sobre todo en su cima. Y con lo que está cayendo tiene mucho mérito.

Salvo el primer escollo de dos kilómetros sostenidos de subida sin perder demasiado tiempo y sigo a un sorprendente ritmo de 1h35’. Empiezo la bajada intentando no reventarme, se me está empezando a hacer largo el tema. Comienza una zona de toboganes (repechos de 50 a 100 metros), en la carretera que nos llevará hasta la población de Lezo donde todo el pueblo, como cada año, saldrá a saludarnos.

Tras atravesar el puerto, entre los pitos de los trenes que nos íbamos cruzando por el camino, y vigilando donde pisábamos ya que el suelo a veces era algo irregular, con cruce de algunos raíles y muchos charcos. Entramos en Lezo y el ambiente es la hostia... Te hacen sentir fuerte, te hacen sentir bien.

Dejo Lezo y me dirijo hacia el barrio de Trintxerpe, en el kilómetro 16 comienza la dura subida al Alto de Miracruz. Es un poco más de un kilómetro, pero se me hace interminable a pesar del gentío que hay animándome. Aquí pago mi falta de entreno y sufro por no perder demasiado tiempo, la gente me anima, me grita “¡OSO ONDO! ¡OSO ONDO!”, pero no puedo ir más deprisa... ¡Qué larga se me hizo!. Por fin llego arriba y comienzo la bajada por la Avenida de Ategorrieta, hacia el barrio de Gros, en mente tengo la posibilidad todavía de bajar de 1h35’, aunque he perdido mucho tiempo, enfilo la recta hacia la playa de la Zurriola por la Avenida de Navarra. Estos tres últimos kilómetros son la hostia, es una pasillo de gente animándote, muchos de ellos por tu nombre ya que lo llevamos escrito en el dorsal, no paran de animar, de aplaudir, te sientes en medio de una ascensión mítica del Tour de Francia.


¡Recta final! La Avenida de la Zurriola. Dejo atrás el Palacio de Congresos del Kursaal... En el puente mando un besazo a mi público especial... Acelero, aprieto los dientes y al final 1h 35’ 01” Que es lo de menos. Lo más importante es que he disfrutado muchísimo de la carrera, a pesar de haber forzado el ritmo (no llevaba ningún entreno), la rodilla no me ha molestado, he disfrutado del paisaje, me he recreado en el público, en el ambiente, me he dado un baño de admiración y cariño y no he dejado a ningún niño con la mano puesta en el aire sin ser saludado. Me lo he pasado en grande. Volveré seguro y es una promesa.

El lunes me enteré, por la prensa, del fallecimiento de un corredor vasco (era su sexta participación) poco antes de la llegada. Su corazón, él no era un novato, no pudo soportar tanto cariño. César, allí por donde estés ahora corriendo, recibe un fuerte abrazo y mi recuerdo para siempre.

martes, 9 de noviembre de 2010

¿Y ahora qué?

Es la pregunta típica que me hago cada noviembre para programar mis nuevos retos de cara al próximo año. Reconozco que debido a mi situación personal me cuesta muchísimo esfuerzo prepararlos, pero también es cierto que o son retos de verdad (como poco una maratón) o no me motivan lo más mínimo.

Si hago un repaso de este año (2010), veo que pesar de no disponer del tiempo necesario para prepararlas como a mí me hubiera gustado, he realizado grandes cosas de las que estoy muy orgulloso. Es curioso, siempre creo que podría haber hecho algo más y mejor, pero es mi entorno cercano quien me da la perspectiva correcta, son los que me hacen ver que lo que para mí es lo más normal del mundo (recorrer largas distancias con mucho desnivel), en realidad no lo es.

Durante los pasados meses de diciembre y enero me fue imposible preparar la maratón de Barcelona (tenía que montar un hogar y organizar mi nueva familia), pero en mayo pude cumplir, por fin, mi sueño de subir al Aizkorri y sobre todo siempre me quedará el honor y la gran satisfacción de poder decir que yo acabé la Zegama del 2010. ¡La edición más dura de su historia!...”Sangre y honor”. En septiembre participé también en mi primera Matagalls-Montserrat... ¡Finalicé el 359 de 3000 participantes! Resumiendo, lo que he realizado durante este 2010 es para estar muy orgulloso, y en realidad lo estoy, pues yo y solo yo sé en que condiciones he podido entrenar estas dos pruebas tan duras.

¿Y para el 2011 qué? Este año me ha enseñado que no puedo hacer planes, que me debo amoldar a las situaciones tal y como surjan, así que... ¡no tengo ni idea lo que haré! Si la rodilla me deja y puedo prepararlas como se merecen me haría ilusión... correr en marzo mi carrera: la maratón de Barcelona, en mayo bajar de las 7h en mi segunda Zegama-Aizkorri, si no me tocara el sorteo de la Zegama, en marzo intentaría participar en la maratón de montaña de la Vall del Congost (la más dura del estado español), en septiembre bajar de las 13h:30’ en mi segunda Matagalls-Montserrat y durante el resto del año intentaría conseguir los 3 puntos que me faltan (ahora son 5 y no 4 los que se necesitan) para realizar en el 2012 uno de mis sueños... Finalizar la Ultra Trail del Montblanc (sin duda la prueba de montaña más dura del mundo). Y como siempre me surgen las grandes dudas... ¿Podría prepararla de verdad? De ser así ¿Realmente la podría acabar? Ni yo mismo puedo responderme, pero ¿hay alguien capaz de asegurarme que no podría? Solo sé que si no los busco, jamás sabré donde están mis límites y además por que preocuparme ahora del 2012 si aún me quedan por realizar todos los sueños del 2011 ¿no?
Aunque el 2010 aún no ha acabado del todo, este próximo domingo correré mi segunda Behobia-San Sebastian. Llevo sin poder entrenar un mes por un dolor en mi rodilla derecha (espero que no sea mi vieja amiga que me visita de nuevo), pero a pesar de ello no me la quiero perder. Es una carrera para disfrutar de su ambiente, disfrutar de un público maravilloso que te anima incondicionalmente sin importarles la climatología adversa ni que seas un don nadie, disfrutar al chocar tu mano con los niños que te esperan con la suya levantada para que tú les saludes... en definitiva, cumple perfectamente con los motivos por los que sigo y seguiré corriendo mientras pueda... correr me permite pensar, correr me relaja, corriendo me siento libre, corriendo soy feliz y sobre todo creo que me hace mejor persona.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Matagalls Montserrat 2010

Anteayer viernes, como el resto de la semana, empezó el día con 12 comunidades autónomas, entre ellas Cataluña, en alerta roja por la posibilidad de lluvias torrenciales. Desde hace un año hacia aquí, cada vez que participo en alguna prueba, Eolo y sus secuaces hacen acto de presencia. ¿Es realmente necesario? Por suerte solo nos llovió hasta el mismo momento de la salida, después ni una gota, y a pesar de la gran cantidad de charcos que habían, el barro acumulado fue bastante soportable.

A las 17:03 en el reloj de la organización, las 17:05 en el mío, comienzo mi primera Matagalls Montserrat. Por delante tengo 83,406Km con un desnivel acumulado de 5980m. Salgo tranquilo pues las últimas semanas, desde mis 45Km hasta Caravaca de la Cruz (me he ganado el jubileo por tercera vez, parezco un gato) no he podido entrenar como debiera por diferentes motivos que ahora no vienen al caso. Mi intención inicial es acabar la prueba sin hacerme daño, pero no dejo de darle vueltas a la posibilidad de intentar acabar por debajo de las 15 horas.

Dejo atrás Collformic y durante todo el Plà de la Calma troto en los planos, camino en las subidas y me dejo ir un poco en las escasas bajadas. Poco a poco pasan los kilómetros y a los 45 minutos (17:48h) alcanzo a Eduard y Cristina (Padres de un compañero de colegio de mi hijo y con quienes he compartido autobús de subida). Han salido unos 15’ antes que yo, pero con la intención de caminarla todo el tiempo. Durante 2 horas salimos los 3000 participantes en grupos de 25, previamente asignados, cada minuto. Dejo atrás el 1er control de paso (18:07h - Km 8,4) y me dirijo hacia Aiguafreda (Km. 16,1). Y llega la primera cola dominguera. La bajada es estrecha, técnica y está bastante resbaladiza, lo que conlleva que mucha gente ralentice, quizás demasiado, la marcha creando una cola importante.

Por fin llego a Aiguafreda y saludo a los Correctas del avituallamiento pirata preparado por Buff. ¡Que grande eres! Me paro lo justo, un plátano, unas galletas y sigo hacia delante. Unos metros después se encuentra el primer avituallamiento oficial de la carrera, pero pregunto si hay un control sorpresa, me dicen que no y me lo salto. Justo dejar Aiguafreda empieza la primera subida seria del día y después el 2º control de paso (19:45h - Km 19,5). Llega la noche, en medio de una persistente niebla que refleja la luz del frontal. Van pasando los kilómetros, los controles (C3:21:13h - Km 28,2; C4:22:51h - Km 36,6) y los avituallamientos. Especial mención merece la empanada de atún que me calcé como cena, paré unos 5', en el segundo avituallamiento del Coll de Poses (21:55h - Km 31,5). ¡Que bien me entró!

A las 00:30h llegué al avituallamiento de St. Llorenç Savall (Km 45,3). Según los expertos, el punto intermedio de la carrera y lugar donde más gente decide abandonar la misma. Dicen también, que si te encuentras con fuerzas has de multiplicar por dos el tiempo que lleves en ese momento (en mi caso 7h y 27’) y te dará tu tiempo final aproximado: hago el cálculo y me salen ¡14h 54’! ¡Ojala! Pero queda mucho por delante y empiezo a ir muy cansado. Paro lo justo para rellenar bebida, comer algo de fruta y frutos secos... Y sigo.

Dejo atrás el 5º control (01:22h - Km 51,0) y me encamino solo, como toda la noche hasta ahora, hacia el Coll de Grua. Son 5 ó 6 kilómetros de dura y técnica ascensión que se me hicieron ¡Interminables! Fue el único momento de toda la carrera que me hice la típica pregunta en estos casos... ¿¡Qué coño hago aquí!? Pero como siempre todo llega y todo pasa, así que por fin llegué al 6º control (02:43h - Km. 57,4) superado por fin el puto Coll de Grua.

La noche avanza, ¡Al fin se ve con nitidez la luna! La niebla cesa y se distinguen los perfiles de las montañas. Parece una tontería, pero cuando vas tan justo de fuerzas anima mucho ver que algo mejora a tu alrededor. Sigo solo, dejo atrás el famoso avituallamiento de los Donuts (Km 58,7) ¡Qué bien sientan! ¡Me calcé 4! Hoy la línea importa poco ¿no? Pasamos cerca de Matadepera, urbanización Les Pedritxes. ¡Qué coñazo de bajada! Larga, pronunciada y sobre asfalto. 7º Control (04:10h - Km 64,7).

Entre el Collet del Queixal y Casanova de l’Obac, Km 65/67, me adelantan dos corredores y oigo: “Venga Sergio”. Les miro y veo a Moisés (Compañero de antiguas aventuras: el Meridià Verd, la maratón de BCN, la CCC...). Van más fuertes que yo, pero estoy arto de ir solo y decido pegarme a ellos y ya no los dejaré hasta el final.

Superamos el 8º control (04:55h - Km 69,4), antes de tragarnos el segundo tapón importante de la carrera. Justo en la última subida (muy técnica y dura) antes de Vacarisses se produce un atasco importante. Es una mala pasada pues nos ralentiza el ritmo, pero es posible que eso nos venga bien ya que nos permitirá recuperar fuerzas. Por fin el camino se despeja y llegamos al avituallamiento de Vacarisses (Km 71,9) Comemos algo, reponemos líquido y me ajusto por segunda vez calcetines y calzado. Una parada rápida, pero necesaria. Justo después de cruzar la estación de tren de Vacarisses (Segundo punto masivo de abandonos) tenemos el 1er y único despiste de navegación... Nada grave unos escasos 50 metros que retrocedemos y proseguimos el camino.

Tras subir la Carena Hostal de la Creu llegamos al 9º y penúltimo control de paso (06:28h - Km. 77,9). Estamos cerca, Montserrat se dibuja nítidamente delante nuestro. Solo nos queda una última bajada hasta Monistrol y la última e intimidadora subida hasta Montserrat. Por fin lo vemos cerca. La bajada es corta, pero con muchos escalones que nos machacan los cuádriceps de mala manera. Durante ese kilómetro cada salto que dábamos venía seguido de su correspondiente gruñido.

Llegamos a Monistrol (Km 78,6). Nos quedan casi 5 kilómetros de durísima ascensión. Son las 06:53h de la mañana, aun es de noche, tengo 1h y 10’ para realizar la ascensión y así bajar de las 15h. Hace tres semanas, totalmente descansado, la subí 59’, pero hoy voy reventado. Sé que en el peor de los casos, una pájara descomunal, bajaría de las 16h así que… ¡A muerte hasta arriba mientras queden fuerzas!

Tomo un último gel llamado un cop de fouet. El nombre lo indica todo, un aporte de glucosa directo a vena, se absorbe muy rápidamente y te aporta energía instantánea. No se puede abusar, el bajón posterior puede ser descomunal, pero es el momento de darlo todo.

¡Empieza a amanecer! Subo a ritmo, sin mirar atrás, con todo lo que me queda, superamos el 10º y último control (07:05h - Km 80,3), los chicos que allí están nos animan entre bromas, pero las cuatro chicas están destrozadas y con una cara de sueño brutal. Llegamos al desvío junto a la tubería del agua… ¡Queda el último esfuerzo! ¡Me duele todo! Empezamos a subir los interminables escalones… Voy como una moto, miro el reloj y confirmo que el sub15 está en el bolsillo, Moisés y el resto de la fila se descuelgan, supero la estación del Cremallera y por fin el último tramo de escaleras... ¡Las subo corriendo!... ¡Sonrío!... ¡Por fin piso la alfombra roja!... ¡Llego al final! Y ficho por última vez. Son las 7h 49’, en ambos relojes... ¡He subido en 56’! Mi tiempo final: 14 horas, 44 minutos y 48 segundos. ¡Tres horas por debajo del tiempo promedio de la prueba! Y según la clasificación provisional he acabado en el puesto 359 de 3000 participantes. Son unos segundos extraños, por un lado de alegría descomunal por conseguir aquello por lo que has luchado duramente y por otro de una tristeza inmensa por no poder celebrarlo con nadie que realmente te importe.
Llega Moisés, nos hacemos la foto de rigor, llega Agustín y me abraza (Es mi gran amigo que me bajará hasta Barcelona. ¡Felicidades! Hoy es su cumpleaños y también el de mi nena), me cambio de ropa, me entrevistan para TV3 (A los 18 minutos del Telenoticies Nit tendré mis 4 segundos de gloria abriendo la tanda de entrevistas que acompañarán a la noticia) y como les dije a ellos: “Estás muerto, estás deseando llegar, te duele todo. Me quiero ir a dormir”.
Murakami escribió en su libro “De que hablo cuando hablo de correr” refiriéndose al recorrer largas distancias corriendo: “- El dolor es obligatorio, pero el sufrimiento es opcional”. Me duele todo, casi no he sufrido y estoy muy contento. Misión cumplida.

jueves, 1 de julio de 2010

MM 2010

Ya estoy inscrito. Dentro de algo más de dos meses (el tiempo que tengo para prepararla) participaré en 31ª edición de la Matagalls-Montserrat. Seguramente la marcha catalana por excelencia.

Son 83,406 Km con 5980m de desnivel acumulado. Digamos que sería el desnivel de la Zegama, pero con el doble de distancia. Espero poder acabar y así obtener los dos puntos de cara a quitarme la espina de la UTMB.

domingo, 27 de junio de 2010

3ª Cursa de la campana de Vacarisses

Este año, con respecto al pasado, ofrece tres interesantes novedades:

1. Es el Campeonato de Cataluña de carreras de montaña.
2. Aumenta su distancia en algo más de un kilómetro: 13,800Km.
3. Su desnivel acumulado también aumenta hasta llegar a los 1035m.

Últimamente de campanas va el tema. La salida coincide con la primera de las nueve campanadas que marcan las 9 en punto (En la Zegama fue con la última). Transcurre desde el centro de la villa de Vacarisses y el recorrido se adentra el Parque Natural de Sant Llorenç de Munt y el Sombrío, pasando por el sendero de la M-M desde la Masía de Les Vendranes, hasta la entrada en el pueblo. El punto más alto de la Carrera está a 587m, y el punto más bajo a 333m, a solo 800m de la llegada. Estos últimos metros de subida se hacen largos de verdad.
Salí muy tranquilo, pues desde la Zegama no he podido entrenar casi nada. A pesar de ello me encontré bastante cómodo, supongo que aun queda algo de ella. Al final y tras 1h16’00” (a 5’31” cada Km), entré el 126 de la general y el 79 de mi categoría... ¡Ya soy veterano! Que se le va a hacer.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Zegama-Aizkorri Mendi Maratoia 2010

Llegó el día:

A las 9 en punto y con el sonido de la 9ª campanada de la iglesia, se da la salida a la 9ª edición de la Maratón de montaña Zegama-Aizkorri. Y lo mejor de todo es que ahí estoy yo con la esperanza de poder finalizar un reto tan duro.

Nada más cruzar la línea de salida, con el sonido de la banda sonora de Piratas del Caribe de fondo, ¡pelos de punta!, me pasa por la cabeza la duda de si podré acabarla, según mi opinión personal no llevo el suficiente entreno en mis piernas. La empecé a preparar tras salir agraciado en el sorteo, hará algo menos de tres meses. Y en ese tiempo solo he podido hacer dos entrenos específicos de montaña: la tercera semana participé en la media maratón de la Vall del Congost (3h 22’) y hace dos domingos corrí 30Km, por la Serralada Litoral, subiendo y bajando el Castell de Burriac (6 veces) y el Montcabré (3 veces). Es cierto que esa semana llegué a correr un total de 70Km, pero el resto del tiempo me lo he pasado subiendo y bajando, una y otra vez, los parques barceloneses del Guinardo y del Carmelo.

El pensamiento negativo me duró breves segundos, el tiempo que tardé en divisar a mis acompañantes en la valla animándome al pasar. Dimos la vuelta al pueblo los saludé de nuevo y...hacia arriba. A partir de ese momento solo tenía una idea en la cabeza: no desfondarme en las subidas, intentar correr lo que pudiera en el resto y sobre todo... El tiempo de corte en el paso por el Sancti Spiritu (3h 20’ en casi Km20). Soy consciente que para mi es exigente, pero también es verdad que o lo paso y después ya regularé como pueda... o a casa.

Hasta el kilómetro 14 todo más o menos bien, barro por un tubo, cada paso que das el píe se te va para atrás, alguna caída sin importancia, pero todo en orden. Me iba alimentando tal y como había previsto, llevaba un ritmo fantástico acompañado por dos corredores catalanes Bodi (de Corredors.cat) y Amalia (de Santpedor), pero al bajar Atabarreta... resbalón y caída brutal. Por suerte no me hice daño, pero me arreó una rampa detrás de la pierna derecha impresionante. En ese momento decidí dejarles marchar, tomar un gel extra para reponer fuerzas y dedicarme a regular el margen que llevaba para pasar el control del Sancti Spiritu.

La subida el Aratz me resultó más cómoda de lo previsto, pero la bajada... perdí la cuenta de las veces que fui por el suelo, estaba impracticable. El paisaje es precioso, pero casi no pude disfrutarlo ya que al mínimo despiste...¡Zas! Al suelo otra vez. Por fin llego al control del Sancti Spiritu...¡Con solo 9' 25" de margen!... entre los gritos de ánimo de un grupo de Correcats a los que respondo como puedo. Repongo fuerzas en el control y empiezo a ascender la temida subida al Aizcorri.

Es dura y prolongada, pero me encuentro bastante entero y la subo a ritmo y sin desfallecer en ningún momento. Me resultó más cómoda de lo que esperaba. Mientras ascendía me crucé con mucha gente que bajaba del Aizkorri y que no paró de animarnos en todo momento. Al salir del bosque, por fin, divisé el famoso tramo final. Una subida brusca a través de un pasillo de piedras donde debería estar ese gentío animándonos que la hace especial, pero ya no había casi nadie. Entre el día desapacible que hacía, las condiciones del terreno y que era de los últimos en pasar por allí... solo quedaban unos cuantos, pero fantásticos, locos que se dejaron la garganta a mi paso en medio de un montón de nieve. Tras ello... la cima y en ella me saluda Josep (Massa de Corredors.cat) y me pregunta que tal voy. Le contesto que bien, bebo algo, sigo a delante...Y llegó el infierno…El cresterio, un pasillo que une la cima del Aizkorri con la del Aitxuri (Con 1551 metros, el punto más alto de la carrera).

Estaba lleno de nieve, con algo de hielo, bastante frío, muchísimas piedras y en algunos pasos es bastante estrecho. Si mirabas a tu izquierda la caída acojonaba. Personalmente lo encontré demasiado peligroso, un mal paso, un traspiés y alguien se hubiera podido hacer mucho daño. No creo que fuera miedo, pero sí sentí un gran respeto. Si me hubieran dejado elegir en ese momento hubiera escogido no estar allí. Con mucha precaución y cautela, como todo el mundo, seguí hasta la cima. El tramo se me hizo largo, pero nada comparable con su bajada. ¡Que horror! Era imposible estar de pie, caí innumerables veces, bueno yo y todo el mundo a mi alrededor. Una de ellas me arrastré de espaldas más de diez metros hasta que me giré y conseguí detenerme clavando manos y pies en la nieve. Como pude me dirigí a la derecha y bajé, el resto del tramo, ayudándome con las piedras que allí habían. ¡Tardé 25 minutos! en bajar unos 500 metros. Estaba bien, pero había perdido todo el margen de tiempo que tenía.

El siguiente tramo hasta la base del Andraiz, no me resultó demasiado complicado a pesar de la cantidad de barro que seguía habiendo por todos sitios. El problema es que en este tramo mi Forerunner me dijo adiós y ya no tenía referencias de tiempo. Al llegar al control de Urbia, un numeroso grupo de gente me animaba por mi nombre. Está escrito en la camiseta, pero casi todo el mundo por el camino lleva el listado de los corredores para poder llamarnos por nuestro nombre…¡Son cojonudos! Ni me detuve, bebí algo y salí del control sin preguntar por el cierre de carrera. Sabía que los escobas estaban cerca, pero ya me quedaba un único puerto duro, El Andraitz. Tenía fuerzas y sabía que si conseguía subirlo y bajarlo sin desfallecer, el resto estaba hecho.

Comencé a subir a buen ritmo, caminando claro, pero sin mirar a tras en ningún momento. Se asciende inicialmente por un prado interminable que resbalaba como toda la puñetera carrera. Ya en la parte alta vuelven las piedras y los pasillos entre ellas. Corono la cima y la bajada resultó un martirio. Barro, barro y más barro. Como puedo llego al control de Itzubiaga, ni pregunto, bebo y me voy pitando. Desde allí a meta, unos 10 kilómetros, el terreno está algo mejor. Sigue el barrizal enorme, pero el desnivel no es demasiado pronunciado y ya no sufres por meterte la gran hostia. Dejo atrás el control de Moano y llego por fin a Oazurtza, el último control antes de meta. ¡No me paran! ¡Ya solo me quedan tres kilómetros y tengo fuerzas! ¡Esto ya está hecho!
A partir de ahí todo hacía abajo y con un terreno más o memos normal. Tenía fuerzas y me dejé ir... Disfruté como muy pocas veces he disfrutado corriendo. Cada zancada, cada pensamiento...fueron tres kilómetros de alegría brutal, de sentirme fuerte, de saber que había conseguido algo grande. Y por fin llegas al pueblo de Zegama...me ven bajar y se movilizan... paran el tráfico y me abren paso, entro en la zona vallada donde veo de nuevo a los míos... les saludo exultante de alegría (sus caras también lo reflejan pues ya empezaban a pensar que no lo conseguiría), mientras la gente golpea las vallas a mi paso enfilo el tramo final hasta la meta...¡7h 42’ 18”! Para poder derrotar a la que seguramente será la edición más dura de la Zegama. Si no quieren que muera nadie, claro.

Siempre me preguntan si merece la pena tanto esfuerzo y cual es el motivo que me lleva a hacer algo así. Y yo siempre les contesto que se hace por la cara de felicidad que te queda si al final lo consigues.

lunes, 10 de mayo de 2010

Zegama-Aizkorri ¡Queda una semana!

Llego la semana esperada y con ella todas las dudas... ¿Estaré preparado para poder acometer algo así? ¿La habré preparado lo suficiente?
Siendo sincero creo que no, pero también es verdad que he entrenado todo lo que he podido dadas mis circunstancias personales, familiares y profesionales.
Soy consciente que voy a sufrir, pero también espero disfrutar de un ambiente que todo el mundo cataloga de extraordinario. Espero que ello compense y haga que merezca la pena.

domingo, 21 de marzo de 2010

XIV CURSA DE MUNTANYA LA VALL DEL CONGOST

Ayer corrí “La Mitja Marató de Muntanya de la Vall del Congost” Escogí esta carrera como parte de mi preparación de cara a la Zegama y sobre todo para medir si tenía o no posibilidades reales de poder acabarla.

Porcentuálmente su desnivel es mayor que en la Zegama, son casi 22Km con un desnivel acumulado de 3847m (1911 de subida y 1936 de bajada).

Tanto la salida como la llegada están situadas en Aiguafreda y la carrera discurre por el parque natural del Montseny. Desde el primer momento decidí salir muy conservador pues no tenía muy claro como iría todo. A pesar del entreno que llevo (tres semanas subiendo y bajando las antenas del Parc del Guinardo, El Carmelo y Parc Güell). Soy muy consciente que la carrera es dura de narices con rampas brutales tanto de subida como de bajada y no tenía del todo claro si podría acabarla dentro de las 4h30' que nos daba la organización. En realidad si la acababa ya estaría contento, pero necesitaba acabarla por debajo de 3h30' para creer, de verdad, que la Zegama no es un sueño imposible.

Nos dieron la salida a las 8:02h y al dejar Aiguafreda y coger la primera rampa por la montaña llegó el primer cuello de botella, es lo que tiene no salir delante, es cierto que seguramente me ayudó a no irme en exceso y pagarlo después.

El paisaje es precioso, pero apenas pude disfrutar de él ya que me pasé todo el tiempo mirando al suelo para no matarme. Debido a la nevada de hace dos semanas, las rieras (atravesamos 6) bajaban con mucha agua (en algunos casos nos llegaba hasta la rodilla), habían unos barrizales enormes en los que se hundía todo el pie hasta el tobillo, multitud de piedras, raíces y pequeños troncos de arbustos recién cortados, etc., etc., etc. De hecho una vez bajando, el desnivel era tan brutal que no podías frenar si no te agarrabas a algún árbol y me metí un castañazo importante, pero por suerte sin importancia física alguna. Pasada la primera hora y media me encontraba muy bien, incluso sonreía a la cámara, pero el problema es que en la montaña careces de referencias y el Garmin me marcaba que llevábamos ¡Solo 5Km! Era frustrante, pero me encontraba bien y preferí pensar que no podía ser y que seguramente el GPS fallaba debido a una mala cobertura, aunque también se me pasó por la cabeza que quizás me había sobre valorado y el desnivel de la carrera me estaba pasando factura.
Por suerte a la hora y cuarenta y cinco minutos llegamos a un control y pregunté que distancia llevábamos (Según el Garmin algo más de 6Km)... Y me dijeron “Lleváis casi 10Km”... ¡Qué alegría más grande! ¡El Garmin fallaba y yo estaba de coña! A partir de ese momento la bajada fue vertiginosa, para habernos matado, las piernas iban solas guiadas por una moral que había crecido de golpe.


Quizás me deje llevar demasiado ya que las últimas rampas, a partir del penúltimo control, desde el Km. 17 hasta el Km. 19, se me hicieron duras de cojones. También es verdad que me había metido un tute muy importante para el poco entreno que llevaba.

Al final 3h 22’ 52” ¡Estoy muy, pero que muy contento! Todavía quedan 8 semanas y empiezo a creer que... ¡Hay esperanzas de poder con la Zegama!

lunes, 15 de marzo de 2010

Cursa Palcam

Ayer domingo participé, junto a mis niños, en la cursa que organiza la Escola Palcam. Es una cursa popular en la que participan los niños de más de 25 escuelas agrupados por sexos y edades. Después hay una cursa Open, la última, en la que participan todos los padres y ex alumnos que quieran. Las distancias oscilan entre los 500m y los 1350m de la carrera más larga.

Muy corta para mí, pero si los niños la quieren correr (seguramente para emular un poquito a su papá) hay que predicar con el ejemplo y correrla ¿no? El problema es que este año mi hijo me “exigió” que la corriera a tope argumentando que... ”Si nos dices que siempre se ha de dar todo lo que llevamos dentro para después no arrepentirnos de nada... ¿Por qué tú cada año acabas sonriendo y saludándonos? “

Por primera vez desde más de 20 años volví a sufrir en una carrera de medio fondo. ¡Que largos se hacen esos metros si te falta el aliento! Al final 1350m en 3 ’57”... ¡Estoy hecho un chaval!

¡Gran resultado familiar! La niña 6ª entre las 110 niñas de su edad, el niño el 11º entre los 132 niños de su edad y el papá el 10º entre los 132 papás y ex alumnos que decidieron correr en una mañana tan radiante.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Zegama-Aizkorri 2010

Ni medias, ni Maratón de Barcelona, ni nada de nada. Estos últimos meses no he tenido tiempo de poder entrenar nada con algo de garantías, ¡peeeero!... Tras intentarlo durante 4 años... ¡Tengo plaza para la Zegama-Aizkorri 2010!

Puñetera Ley de Murphy... Aunque era de esperar, el año que peor condiciones tengo para prepararla... ¡Zas! Me toca el sorteo. Es una prueba muy selecta (Solo pueden participar 450 corredores) y por “suerte” (no se yo si al final me arrepentiré de haberla solicitado) he conseguido una de las 225 plazas que por sorteo se asignaban entre todos aquellos corredores (unos 1600) que no teníamos plaza fija por diferentes motivos:
1. No estar entre la élite mundial.
2. No haberla acabado cada año desde su inicio.
3. No haberla corrido por debajo de las 5h las dos últimas ediciones.

Por suerte la cabeza ya la tengo entrenada, es complicado salir en una prueba tan dura sabiendo que durante la mayoría de los kilómetros correrás solo y que además serás el último en llegar... ¡Si llegas! Tengo por delante 11 semanas para preparar las piernas y así poder superar los 5472 metros de desnivel acumulado, que tiene la prueba, dentro de las 8 horas que da la organización. Es muy posible que no sean suficiente, en realidad, solo podré entrenar en condiciones una de cada dos semanas, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de participar y vivir en primera persona el ambiente de la que seguramente es la más mítica de las maratones de montaña que se realizan en el mundo.

Como parte del entreno participaré, dentro de solo tres semanas, en la media maratón de la Vall del Congost (El 21 de marzo). Son 21Km con 3800 metros de desnivel acumulado. Espero con ello coger algo de confianza y no incrementar el miedo que ahora tengo.

Así que... ¡Con dos y a intentarlo!