Enjoy?
Son las ocho y media de la
mañana, me encuentro justo delante del primer pebetero de la historia Olímpica
moderna. En los juegos olímpicos del 1928 celebrados en Ámsterdam, se
reintrodujo por primera vez la antigua tradición Griega de mantener encendido
el fuego olímpico durante su celebración.
Aquí hemos quedado algunos
compañeros de CoRReDoRS.CaT para hacernos la foto de rigor antes de una
carrera. Enseguida veo a Xarlax y poco después aparece Koldo. Recibo un mensaje
de Albert diciéndome que llegará en 10 minutos, pero al final no aparece, hoy
todo es un pequeño caos y seguro que ha tenido un imprevisto en el transporte.
Son las nueve, nos hacemos la foto los tres y nos dirigimos al interior del
estadio pues la entrada a los corredores se cierra a las nueve y cuarto.
Después de desearnos suerte, nos dirigimos cada uno a nuestro cajón de salida.
Esta maratón tiene como aliciente
que sale y acaba en el mismo estadio olímpico, pero con tanta gente y saliendo
en el cajón naranja (3h30 a 4h00) me da miedo que se forme un tapón en la
salida. Aun dudo a qué ritmo ir, llevo más kilómetros que en BCN2014, pero a
ritmos más bajos, este verano ha hecho demasiada calor/humedad y me ha
penalizado mucho el entreno, así que decido buscar un ritmo cómodo y dejarme
ir. Sub 3h45 sería la leche, sobre las 3h50 sería lo lógico y más de 4h me
dolería en el alma.
Los nervios empiezan a aparecer,
hasta ahora he estado muy tranquilo, pero solo quedan cinco minutos para salir,
miro a la grada para ver si localizo a Eva, imposible, ni yo la veré a ella ni
creo que ella me vea a mí. Cantan por megafonía el último minuto y justo a las
nueve y media dan la salida a los pro, la veo a través de los video marcadores…
¡Madre mía que ritmos llevan!
Van saliendo los demás cajones, pero
no nos movemos. Han pasado ya ocho minutos y por fin se ve movimiento, nos
dirigimos trotando a la salida y justo diez minutos después de la salida
oficial, salgo yo. Me abro a la calle 8 para ir lo más solo posible y así que
Eva me pueda ver, salgo del estadio sin ningún problema ni retención, dejo
atrás la puerta de la Maratón sin ninguna sensación especial, pero pienso como
será cuando la vuelva a cruzar de vuelta, empieza mi maratón.
Durante los dos primeros
kilómetros voy más pendiente de coger el ritmo adecuado que de otra cosa, hace
calor, en la entrada del Vondelpark
voy totalmente sudado y solo llevamos dos kilómetros, es un lugar idílico para
correr. Tras abandonarlo nos acercamos al Rijks
Museum (de imprescindible visita) el que atravesamos por su interior,
generando una de las imágenes más bonitas de la Maratón.
Paso por el Km.5 en 26:43 (a 5’20”/Km)
un ritmo de 3h45’, dudo si bajarlo, pero tampoco es un ritmo descabellado pues
en marzo acabé justo en esa marca, sé que a veces se paga, pero si me encuentro
bien me dejo ir.
Justo antes de ver a Eva por
primera vez me cruzo con Xarlax y poco después con Koldo, nos damos ánimos sin
saber lo mucho que los necesitaríamos después. Saludo a Eva en el Km. 8 y le
digo “- hace mucho calor, pero voy bien”.
Dejo atrás el Km.10 (53:20), sigo
al mismo ritmo. Hay gente, pero salvo en los puntos de animación son bastante
sosos y con la llegada del rio Amstel,
Km.14, el tema va a peor, aquí no hay ni Dios, bueno alguien sí, Eva por
ejemplo, la veo en el Km.15 (1:19:55) menuda paliza se está metiendo para
seguirme ;·). Justo después de verla y al girar una curva me encuentro de cara
con el típico molino de viento holandés, porque viento en esta zona no falta, otra
de las imágenes a recordar de esta maratón.
La verdad es que esta ida por el
rio se me hace menos pesada de lo que pensaba, no hay gente, pero el trayecto
es muy bonito y sin darte cuenta comienzas la vuelta por la otra orilla. Al
girar, el viento que me daba de cara durante toda la ida, no sé como se lo
hace, pero sigue dándome de cara durante toda la vuelta, puñetero Eolo. Tras el
Km.20 (1:46:32), oigo como se acerca una ambulancia tras de mí, la dejamos
pasar y poco después de la media Maratón (1:52:22) veo como están atendiendo a
un corredor totalmente desfondado, sigue haciendo mucha humedad y empiezan a
caer las primeras gotas de lluvia, ya no me dejarán hasta el final, casi que las
agradezco.
Poco después del Km.25 (2:13:19)
se acaba el rio Amstel y entramos en una zona industrial, sin duda la zona más
fea de toda la Maratón, y con ella empiezan las primeras dudas. Decido bajar
algo el ritmo y justo después de ver a Eva por última vez antes de meta, en el
edificio Amstel, paso el Km.30 en 2:41:04.
Empiezo a ir muy justito y entro
en modo supervivencia, comienzo a calcular que me queda y a cuanto debo ir para
no sobre pasar las 4h. Coincidiendo con el segundo molino de viento paso el
Km.35 en 3:10:25 y a partir de aquí un calvario… Los calambres se convierten en
rampas y tengo que dejar de correr, camino rápido, todo lo que puedo, y cuando
noto que se ha relajado la pierna vuelvo a trotar y así hasta el final. Un
final que no llegaba nunca, los últimos seis kilómetros se me hacen eternos,
cada avituallamiento (ahora cada dos kilómetros) aprovechaba para caminar
mientras bebía todo lo que podía, dejo atrás la Heineken Experience (prometiéndome volver por la tarde para
hidratarme como Dios manda), después el Rijks
Museum, me adentro de nuevo en el Vondelpark
y empieza a llover de verdad, ¿un
lugar idílico para correr? ¡Los cojones! Hay que ver como cambia la percepción
de los paisajes en función del estado de ánimo que llevas, voy muerto, se me
está haciendo interminable, solo tira de mi la voluntad, pues las piernas ya no
pueden más.
Poco después del Km.40 (3:42:20)
y antes de abandonar el parque se encuentra el último avituallamiento, entro en
él con una cara más propia de un funeral que de una fiesta, me entregan un vaso
de bebida y me dicen… Enjoy!!! Sí
señor ¡con dos! Aunque he de reconocer que me arrancó una sonrisa y un guiño.
Solo después de rebasar el arco
de último kilómetro veo que el sub 4h está hecho. Me quedan 10 minutos para hacer
1000m, caminando rápido basta, pero los haré corriendo, por fin diviso el
estadio, lo bordeo y veo la puerta de Maratón, sobre ella, los aros olímpicos junto
a la frase: Citius Altius Fortius, entro por fin en el estadio, la sensación es
agradable, sufro, pero disfruto a la vez, solo quien ha pasado por algo así
puede entenderme, recorro los últimos metros, los mismos donde el legendario
Paavo Nurmi consiguió su última medalla de oro Olímpica, busco a Eva en la
grada, no la veo, pero sé que está ahí, sacudo el puño con rabia, abro los
brazos y sonrío, cruzo por fin la meta en 3h56’17”
y me detengo por fin.
Enjoy? Pues al final sí, por el simple hecho de acabar, de no
dejarme ir, de saber aguantar y no rendirme, en definitiva por seguir siendo
desde hace más de treinta años: un
maratoniano. Enjoy!!!