domingo, 21 de marzo de 2010

XIV CURSA DE MUNTANYA LA VALL DEL CONGOST

Ayer corrí “La Mitja Marató de Muntanya de la Vall del Congost” Escogí esta carrera como parte de mi preparación de cara a la Zegama y sobre todo para medir si tenía o no posibilidades reales de poder acabarla.

Porcentuálmente su desnivel es mayor que en la Zegama, son casi 22Km con un desnivel acumulado de 3847m (1911 de subida y 1936 de bajada).

Tanto la salida como la llegada están situadas en Aiguafreda y la carrera discurre por el parque natural del Montseny. Desde el primer momento decidí salir muy conservador pues no tenía muy claro como iría todo. A pesar del entreno que llevo (tres semanas subiendo y bajando las antenas del Parc del Guinardo, El Carmelo y Parc Güell). Soy muy consciente que la carrera es dura de narices con rampas brutales tanto de subida como de bajada y no tenía del todo claro si podría acabarla dentro de las 4h30' que nos daba la organización. En realidad si la acababa ya estaría contento, pero necesitaba acabarla por debajo de 3h30' para creer, de verdad, que la Zegama no es un sueño imposible.

Nos dieron la salida a las 8:02h y al dejar Aiguafreda y coger la primera rampa por la montaña llegó el primer cuello de botella, es lo que tiene no salir delante, es cierto que seguramente me ayudó a no irme en exceso y pagarlo después.

El paisaje es precioso, pero apenas pude disfrutar de él ya que me pasé todo el tiempo mirando al suelo para no matarme. Debido a la nevada de hace dos semanas, las rieras (atravesamos 6) bajaban con mucha agua (en algunos casos nos llegaba hasta la rodilla), habían unos barrizales enormes en los que se hundía todo el pie hasta el tobillo, multitud de piedras, raíces y pequeños troncos de arbustos recién cortados, etc., etc., etc. De hecho una vez bajando, el desnivel era tan brutal que no podías frenar si no te agarrabas a algún árbol y me metí un castañazo importante, pero por suerte sin importancia física alguna. Pasada la primera hora y media me encontraba muy bien, incluso sonreía a la cámara, pero el problema es que en la montaña careces de referencias y el Garmin me marcaba que llevábamos ¡Solo 5Km! Era frustrante, pero me encontraba bien y preferí pensar que no podía ser y que seguramente el GPS fallaba debido a una mala cobertura, aunque también se me pasó por la cabeza que quizás me había sobre valorado y el desnivel de la carrera me estaba pasando factura.
Por suerte a la hora y cuarenta y cinco minutos llegamos a un control y pregunté que distancia llevábamos (Según el Garmin algo más de 6Km)... Y me dijeron “Lleváis casi 10Km”... ¡Qué alegría más grande! ¡El Garmin fallaba y yo estaba de coña! A partir de ese momento la bajada fue vertiginosa, para habernos matado, las piernas iban solas guiadas por una moral que había crecido de golpe.


Quizás me deje llevar demasiado ya que las últimas rampas, a partir del penúltimo control, desde el Km. 17 hasta el Km. 19, se me hicieron duras de cojones. También es verdad que me había metido un tute muy importante para el poco entreno que llevaba.

Al final 3h 22’ 52” ¡Estoy muy, pero que muy contento! Todavía quedan 8 semanas y empiezo a creer que... ¡Hay esperanzas de poder con la Zegama!

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